Judaísmo

 

El término judaísmo se refiere a la religión, tradición y cultura del pueblo judío. Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido dogmático del judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá, también llamada Pentateuco, compuesto por cinco libros. A su vez, la Torá o el Pentateuco es uno de los tres libros que conforman el Tanaj (o Antiguo Testamento), a los que se atribuye inspiración divina.

 

En la práctica religiosa ortodoxa, la tradición oral también desempeña un papel importante. Según las creencias, fue entregada a Moisés junto con la Torá y conservada desde su época y la de los profetas. La tradición oral rige la interpretación del texto bíblico, la codificación y el comentario. Esta tradición oral fue transcrita, dando nacimiento a la Mishná, que posteriormente sería la base del Talmud y de un enorme cuerpo exegético, desarrollado hasta el día de hoy por los estudiosos. El compendio de las leyes extraídas de estos textos forma la ley judía o Halajá.

 

El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá. Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.

 

Otra de las características del judaísmo, que lo diferencia de las otras religiones monoteístas, radica en que se considera no solo como una religión, sino también como una tradición, una cultura y una nación

 

Relación Catolicismo - judaísmo

 

De suma importancia para las relaciones entre el cristianismo y el judaísmo ha sido la Declaración Nostra Aetate . La misma fue aprobada por 2221 votos contra 88 en octubre de 1965

 

Al investigar el misterio de la Iglesia, este Sagrado Concilio recuerda los vínculos con que el Pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la raza de Abraham.

 

Pues la Iglesia de Cristo reconoce que los comienzos de su fe y de su elección se encuentran ya en los Patriarcas, en Moisés y los Profetas, conforme al misterio salvífico de Dios. Reconoce que todos los cristianos, hijos de Abraham según la fe, están incluidos en la vocación del mismo Patriarca y que la salvación de la Iglesia está místicamente prefigurada en la salida del pueblo elegido de la tierra de esclavitud. Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni puede olvidar que se nutre de la raíz del buen olivo en que se han injertado las ramas del olivo silvestre que son los gentiles. [...]

 

La Iglesia tiene siempre ante sus ojos las palabras del Apóstol Pablo sobre sus hermanos de sangre, "a quienes pertenecen la adopción y la gloria, la Alianza, la Ley, el culto y las promesas; y también los Patriarcas, y de quienes procede Cristo según la carne" (Rom., 9,4-5), hijo de la Virgen María. Recuerda también que los Apóstoles, fundamentos y columnas de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron al mundo el Evangelio de Cristo.

 

[...]Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno.

 

También es importante, en lo que concierne a las relaciones entre el judaísmo y el cristianismo, el documento titulado Dabru Emet (Heb. דברו אמת, "Decid [la] verdad"), redactado en el 2000 por 220 rabinos e intelectuales y que representa a todas las ramas del judaísmo. Este último documento reconoce las diferencias teológicas entre las dos religiones y a su vez afirma el dominio común a ambas, dándole legitimidad al cristianismo de los gentiles desde el punto de vista judío. Aunque Dabru Emet no es documento oficial de ninguna denominación judía, no por ello deja de ser representativo de aquello que los judíos sienten y que es expresado a través de ocho tópicos, donde se destaca particularmente la noción de que la humanamente irreconciliable diferencia [teológica] entre judíos y cristianos no encontrará solución ninguna hasta que Dios redima al mundo entero, tal como lo promete la Escritura. En dicho documento también se reconoce que una nueva relación entre judíos y cristianos no tiene por qué debilitar las observancias judías y que ambas comunidades deben trabajar conjuntamente por la justicia y la paz.

 

El papa Juan Pablo II se esmeró en mejorar las relaciones entre la cristiandad y la judeidad, siendo además el primer pontífice católico que hizo una visita oficial a la Sinagoga, donde oficialmente expresó su apología en nombre de la Iglesia católica por su proceder contra los judíos a lo largo de la historia. En tal ocasión se refirió al judaísmo como "el hermano mayor" del cristianismo.

 

Benedicto XVI por su parte expresó un punto de vista similar a aquel de los rabinos, dejando claro en un libro publicado en 2004 junto con Marcello Pera que el diálogo intercultural puede a menudo ser positivo, pero que el diálogo teológico es prácticamente imposible y no siempre deseable. También el 2010 fue recibido por la comunidad judía de Roma

 

El papa Francisco también ha tenido excelentes relaciones con líderes judíos, por ejemplo su gran amistad (desde que era el cardenal Bergoglio) con el rabino argentino Abraham Skorka, y luego de su elección como papa, envió un mensaje de amistad a Riccardo Di Segni, Rabino principal de Roma y —por extensión— al pueblo judío.

Igualmente ha recibido delegaciones de líderes judíos en el Vaticano. También ha recordado la importancia de seguir con esta relación de fraternidad.

 

El camino Neocatecumenal y el judaísmo

 

El Camino Neocatecumenal ha mostrado siempre la intención de diálogo con el pueblo hebreo, especialmente desde Tierra Santa. En Galilea se encuentra la Casa Domus Galileae, inaugurada por Juan Pablo II el año 2000. Cada año esta construcción es visitada por unos 15.000 judíos, según afirma Diego Alcolea, vicerrector del Seminario Redemptoris Mater de Galilea.

 

En el Camino se intenta inculcar el amor al pueblo judío, con el que comparten la Antigua Alianza. Movido por ese amor, Kiko Argüello compuso una pieza sinfónica que ilumina el misterio del sufrimiento con la fuerza del amor: la sinfonía del Sufrimiento de los Inocentes.

 

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