LAS JMJ

 

Según la opinión de muchos, la JMJ es la invención más hermosa del papa Juan Pablo II. Pero él afirmaba que “son los mismos jóvenes los que han inventado la JMJ”. Mas veamos cómo ha comenzado esta maravillosa aventura. En los años 1983-1984 se celebraba el Año Santo de la Redención: 1950 años de la Pasión de Cristo. Entre las diferentes actividades, Juan Pablo II quiso fijar un encuentro juvenil para el Domingo de Ramos. El comité organizador preveía unos 60.000 participantes. ¡Llegaron 250.000!

 

En el año 1985, la ONU proclamó un Año Internacional de la Juventud. El Papa, deseando manifestar la atención de la Iglesia hacia las nuevas generaciones, convocó nuevamente a los jóvenes a Roma para el Domingo de Ramos. También en esta ocasión, la respuesta fue grande: 300.000 jóvenes se repartieron entre las iglesias de la ciudad para los diferentes momentos de oración y catequesis, reuniéndose después en la plaza de San Pedro para participar en la celebración con el Santo Padre.

 

Después de estos encuentros, muchos se preguntaron: ¿Por qué hay esta respuesta generosa, qué es lo que buscan los jóvenes, qué es lo que quieren? Pero Juan Pablo II ya lo había intuido: los jóvenes sentían el deseo de encontrarse entre ellos, de compartir su experiencia, de escuchar una palabra de fe, de mirar juntos hacia el futuro, de renovar y confirmar su propio compromiso. Es así que, a finales de 1985, anunció la institución de la Jornada Mundial de la Juventud, a celebrarse cada año en las diócesis.

 

El Papa indicó también una fecha para su celebración: el Domingo de Ramos. ¿Por qué? “Una respuesta así la dais todos vosotros, que desde hace años peregrináis a Roma precisamente para celebrar este día […] Con este hecho, ¿acaso no queráis hacer ver vosotros mismos que buscáis a Cristo en el centro de su misterio? Lo buscáis en la plenitud de esa verdad que es El mismo en la historia del hombre”, así el mismo Juan Pablo II se lo explicó a los jóvenes (Homilía, 27 de marzo de 1988, Misa del Domingo de Ramos, III Jornada Mundial de la Juventud).

 

A la celebración diocesana se le unió un gran encuentro mundial, que inicialmente tendría lugar cada dos años.

 

Don Eric Jacquinet

 

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